viernes, 1 de abril de 2016

¿QUÉ ES LA LATERALIDAD?

El concepto de lateralidad, hace referencia a la predilección que nace de manera espontánea en un ser vivo para usar con mayor frecuencia los órganos que se encuentran en el lado derecho o izquierdo del cuerpo. Es una función cerebral superior, ésta requiere un desarrollo neurológico adecuado ya que se encarga de la distribución de las funciones que se establecen entre los dos hemisferios cerebrales. Dichas funciones derivan de la organización binaria de nuestro sistema nervioso. De hecho, gran parte de nuestro cuerpo se articula de forma doble: dos ojos, dos oídos, dos orejas, dos riñones, etc… nuestro cerebro igualmente dispone de dos estructuras hemisféricas diferenciadas y especializadas que se encargan de controlar  el complejo dual. De este modo, se integra la diferente información sensorial y nos ayuda a orientarnos en el espacio y en el tiempo, en definitiva, nos ayuda a interpretar el mundo que nos rodea.

Nuestro cerebro está dividido en dos hemisferios cerebrales los cuales están formados por cinco lóbulos; cuatro externos (frontal, parietal, temporal y occipital) y uno interno (ínsula).
La sensibilidad corporal y la motricidad de las partes derecha e izquierda del cuerpo están directamente relacionadas con el hemisferio contra-lateral, es decir, el hemisferio izquierdo controla la parte derecha del cuerpo y el hemisferio derecho controla la parte izquierda corporal.
Pero no sucede lo mismo con la visión y la audición, cada receptor envía información simultánea a los dos hemisferios. El hemisferio derecho gobierna el pensamiento concreto e imaginativo, un pensamiento holístico. Se relaciona con actividades espaciales, música, arte, fantasía, etc. y el izquierdo, gobierna el pensamiento lógico y abstracto, es un pensamiento lineal. Está relacionado con el procesamiento lingüístico, lógico, secuencial, matemático, científico, etc.






Esta especialización funcional hemisférica repercute en las personas zurdas ya que son considerados más sensibles e imaginativos.

Cuando se produce alguna disfunción, se puede ver afectada la parte del rendimiento intelectual, emocional y locomotor del individuo. Esto repercute también en el estado la autoestima, la inseguridad, la desmotivación, el sufrimiento personal y familiar, la ansiedad o el bloqueo delante de algún factor concreto.

La lateralidad se trata de una función mucho más compleja de lo que parece. No sólo se identifica la lateralidad con la mano con la que escribes, sino que en ella intervienen muchos factores relevantes. En el proceso de lateralización intervienen muchas conexiones neurológicas que deben estar bien formadas y con la maduración adecuada para poder desarrollar los movimientos y establecer los aprendizajes de forma correcta.

El hecho que un individuo pueda dominar la lateralidad, ayudará a que éste se sitúe en el espacio tomando como referencia objetos que tiene en su entorno. No situarse, puede conllevar, a la larga, problemas de aprendizaje.
Por ejemplo en el caso de las matemáticas se sabe que para poder sumar y restar distintas cifras se empieza de izquierda a derecha, si la persona no tiene bien adquirida la lateralidad le será difícil situarse delante del papel. Esto conlleva problemas a la hora de adquirir el conocimiento estipulado en la etapa escolar ya que la lateralidad en ese momento ya debería estar adquirida.

Para poder hacer una buena evaluación de la lateralidad del ser humano hay que tener en cuenta las dominancias siguientes:


- Dominancia ocular (ojo dominante)
- Dominancia auditiva (oído dominante)
- Dominancia podal (pie dominante)
- Dominancia manual (mano dominante)




Valorando estas cuatro dominancias se puede diferenciar la lateralidad en los tipos siguientes:
Lateralidad homogénea (mano, pie, ojo y oído del mismo lado ya sea derecho o izquierdo)
Lateralidad cruzada (cuando hay dominancias distintas ). Por ejemplo; la lateralidad cruzada  mal organizada de mano-ojo, es la que conlleva más problemas en los aprendizajes de lectura y escritura.
Lateralidad contrariada, (cuando un niño tiene como dominante una mano, pie, ojo u oído concreto, pero por circunstancias del entorno se ha visto obligado a trabajar y desarrollar el lado contrario).
- También se pueden clasificar como lateralidad mixta o ambidiestra. Ésta se usa para designar a aquellos individuos que presentan heterogeneidad en alguna o en todas las lateralidades. Son aquellos que son capaces de desarrollar una actividad con ambas partes del cuerpo. Este tipo de lateralidad puede producir problemas en el aprendizaje, ya que suelen ser personas inseguras y que tienen reacciones muy lentas.

 


Es importante saber que hay tres fases de lateralidad y que no debemos adelantar al niño/a al desarrollo.


- Fase de identificación (0-2 años): la lateralidad no está definida, el niño/a descubre el entorno y empieza a ser consciente de las partes del cuerpo que tiene y para qué sirven. Es la etapa de interaccionar con el medio que le rodea.
- Fase de alternancia (2-4 años): el niño/a explora usando las dos manos indistintamente para realizar sus actividades cotidianas.
Fase de automatización (4-6 años): poco a poco va automatizando sus gestos, es decir que es capaz de realizar los movimientos sin necesidad de pensarlos. En esta fase ya predomina un lado del cuerpo, por lo tanto ya debe haber adquirido una dominancia lateral.

Hay que tener en cuenta que cualquier tipo de lateralidad, si está bien organizada y bien adquirida, no tiene por qué derivar a problemas posteriores en el aprendizaje. En el momento que las dominancias no están en el nivel madurativo adecuado es cuando surgen las dificultades en el desarrollo de la persona.






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