El concepto de lateralidad,
hace referencia a la predilección que nace de manera espontánea en un ser vivo
para usar con mayor frecuencia los órganos que se encuentran en el lado derecho
o izquierdo del cuerpo. Es una función cerebral superior, ésta requiere un desarrollo neurológico adecuado ya que
se encarga de la distribución de las funciones que se establecen entre los dos
hemisferios cerebrales. Dichas funciones derivan de la organización binaria de
nuestro sistema nervioso. De hecho,
gran parte de nuestro cuerpo se articula de forma doble: dos ojos, dos oídos,
dos orejas, dos riñones, etc… nuestro cerebro igualmente dispone de dos
estructuras hemisféricas diferenciadas y especializadas que se encargan de controlar el complejo dual. De este modo, se integra la
diferente información sensorial y nos ayuda a orientarnos en el espacio y en el
tiempo, en definitiva, nos ayuda a interpretar el mundo que nos rodea.
Nuestro cerebro está dividido en dos hemisferios cerebrales
los cuales están formados por cinco
lóbulos; cuatro externos (frontal,
parietal, temporal y occipital) y uno interno (ínsula).
La sensibilidad corporal y la motricidad de las partes
derecha e izquierda del cuerpo están directamente relacionadas con el
hemisferio contra-lateral, es decir, el hemisferio izquierdo controla la parte
derecha del cuerpo y el hemisferio derecho controla la parte izquierda
corporal.
Pero
no sucede lo mismo con la visión y la
audición, cada receptor envía información simultánea a los dos hemisferios.
El hemisferio derecho gobierna el pensamiento concreto e imaginativo, un
pensamiento holístico. Se relaciona con actividades espaciales, música, arte,
fantasía, etc. y el izquierdo, gobierna el pensamiento lógico y abstracto, es
un pensamiento lineal. Está relacionado con el procesamiento lingüístico,
lógico, secuencial, matemático, científico, etc.
Esta especialización funcional hemisférica repercute en
las personas zurdas ya que son considerados más sensibles e imaginativos.
Cuando
se produce alguna disfunción, se puede ver afectada la parte del rendimiento
intelectual, emocional y locomotor del individuo. Esto repercute también en el
estado la autoestima, la inseguridad, la desmotivación, el sufrimiento personal
y familiar, la ansiedad o el bloqueo delante de algún factor concreto.
La lateralidad se trata de una función mucho más compleja
de lo que parece. No sólo se identifica la lateralidad con la mano con la que
escribes, sino que en ella intervienen muchos factores relevantes. En el
proceso de lateralización intervienen muchas conexiones neurológicas que deben
estar bien formadas y con la maduración adecuada para poder desarrollar los
movimientos y establecer los aprendizajes de forma correcta.
El hecho que un individuo pueda dominar la lateralidad,
ayudará a que éste se sitúe en el espacio tomando como referencia objetos que
tiene en su entorno. No situarse, puede conllevar, a la larga, problemas de
aprendizaje.
Por ejemplo
en el caso de las matemáticas se sabe que para poder sumar y restar distintas
cifras se empieza de izquierda a derecha, si la persona no tiene bien adquirida
la lateralidad le será difícil situarse delante del papel. Esto conlleva
problemas a la hora de adquirir el conocimiento estipulado en la etapa escolar
ya que la lateralidad en ese momento ya debería estar adquirida.
Para poder hacer una buena evaluación de la lateralidad
del ser humano hay que tener en cuenta las dominancias siguientes:
- Dominancia ocular (ojo dominante)
- Dominancia auditiva (oído dominante)
- Dominancia podal (pie
dominante)
- Dominancia manual (mano dominante)
Valorando estas cuatro dominancias se
puede diferenciar la lateralidad en los tipos siguientes:
- Lateralidad homogénea
(mano, pie, ojo y oído del mismo lado ya sea derecho o izquierdo)
- Lateralidad cruzada
(cuando hay dominancias distintas ). Por ejemplo; la lateralidad cruzada mal organizada de mano-ojo, es la que conlleva
más problemas en los aprendizajes de lectura y escritura.
- Lateralidad contrariada, (cuando un niño tiene como dominante una
mano, pie, ojo u oído concreto, pero por circunstancias del entorno se ha visto
obligado a trabajar y desarrollar el lado contrario).
- También
se pueden clasificar como lateralidad mixta
o ambidiestra. Ésta se usa para designar a aquellos individuos que
presentan heterogeneidad en alguna o en todas las lateralidades. Son aquellos
que son capaces de desarrollar una actividad con ambas partes del cuerpo. Este
tipo de lateralidad puede producir problemas en el aprendizaje, ya que
suelen ser personas inseguras y que tienen reacciones muy lentas.
- Fase de
identificación (0-2 años): la
lateralidad no está definida, el niño/a descubre el entorno y empieza a ser
consciente de las partes del cuerpo que tiene y para qué sirven. Es la etapa de
interaccionar con el medio que le rodea.
- Fase de
alternancia (2-4 años): el
niño/a explora usando las dos manos indistintamente para realizar sus
actividades cotidianas.
- Fase de
automatización (4-6 años): poco a
poco va automatizando sus gestos, es decir que es capaz de realizar los
movimientos sin necesidad de pensarlos. En esta fase ya predomina un lado del
cuerpo, por lo tanto ya debe haber adquirido una dominancia lateral.
Hay que tener en cuenta que cualquier tipo de lateralidad, si está
bien organizada y bien adquirida, no tiene por qué derivar a problemas
posteriores en el aprendizaje. En el momento que las dominancias no están en el
nivel madurativo adecuado es cuando surgen las dificultades en el desarrollo de
la persona.
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